He abierto los ojos esta mañana y he pensado en ti.
Me he vestido con ropa que me hiciste, me he puesto tu perfume y sin pensarlo dos veces, he recorrido media ciudad para desayunar donde lo hacíamos juntos.
Los sonidos, el aroma de café con tostadas, todo ha sido idéntico a cuando tu estabas. He cerrado los ojos imaginándote pero ya no estás, ni tú, ni nuestras manos entrelazadas debajo de la mesa, ni los susurros, ni los sueños...
Ya no queda nada.
He salido de la cafetería sin apenas probar nada, solo he podido tragarme las lágrimas pensando que ya nunca más compartiremos el desayuno, ni las confidencias, ni un beso.
Ahora tu dueña es otra.
Nadie me va a robar esos años, pero ahora que ya no estás me pregunto si tal vez hubiera sido mejor que NUNCA nos hubiéramos conocido.
Je suis desolee...
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