domingo, 13 de noviembre de 2011

"El secreto de Anna"

MAGALY

La familia Bernaldo de Andrade fué durante el siglo pasado, una de las familias aristocráticas más prestigiosas de España.

Rufino y Magdalena formaban una pareja que unieron además de su cuerpo, sus apellidos, consiguiendo por ello una de las mayores fortunas del país.

La familia de Rufino, se enriqueció con minas de carbón en Rusia y los Andrade fueron grandes terratenientes de la zona de Castilla-León, así pues, el matrimonio era ventajoso para ambas partes aunque la pasión no fuera, precisamente, uno de sus ingredientes más destacables...
Lo más terrible es que después de 5 años de matrimonio, la fortuna de la familia, no tenía herederos. Tras múltiples pruebas, la conclusión fue que Magdalena sufría una esterilidad que a pesar de los tratamientos más avanzados de la época, dentro y fuera de España, no conseguía dar un heredero a la familia de tan rancio abolengo.
Vivian en la calle Leganitos de Madrid, en un piso enorme en el que las risas no se oían por ninguna parte.
Los criados mantenían la casa señorial impoluta y Magdalena se entretenía en aburridas fiestas benéficas, escapadas a la casa de la playa y visitas a los recién nacidos de sus amigas.
Magaly era la criada más joven. Consiguió salir de Cuba a los 15 años y empezó a servir en la casa de los Bernaldo de Andrade al poco de llegar a Madrid. Rufino, no podía quitarle los ojos de encima y con el paso del tiempo, tampoco las manos...
Aprovechando un viaje de Magdalena a Santander, Rufino y Magaly, llegaron a conocerse de forma más "intima" y ella quedó embarazada de Anna.
Cuando Magdalena se enteró de la situación, tragándose su orgullo y para evitar un escándalo, prometió ayudarla con la condición que, al nacer la criatura, llevase los apellidos de Rufino y de ella, mientras Magaly, podía seguir trabajando en casa y ver a su hija a diario.
En 1.936, cuando estalló la guerra civil en España, Anna, tenía solo 2 años y Rufino y Magdalena, decidieron salir del país dejando la mayoría de sus pertenencias y su fortuna en España, también Magaly, quedó atrás, perdiendo el contacto con Anna…

El Testaferro.

Cuando llegaron a la República Dominicana, el modo de vida de la familia, cambió de forma radical. Vivían con bastantes estrecheces y la relación de la pareja se congeló definitivamente.

Rufino, viajaba, más que por negocios, por escaparse del ambiente infernal de su hogar.
Magdalena, no estaba acostumbrada a organizar una casa y empezó a maltratar a Anna de forma habitual, depositando todo el odio que sentía por su padre en ella que había sido producto de una de sus muchas infidelidades.
Rufino, no volvió nunca más de uno de sus viajes y tras tres meses de espera, en Junio de 1943, Magdalena volvió a España con Anna que ya tenía 9 años y se instalaron en la casa que la familia Andrade tenía en Santander y que era de las pocas pertenencias que conservaban de su época dorada.
Magdalena, trató de ponerse en contacto con la poquísima familia que le quedaba y liquidó todas sus propiedades para seguir viviendo, aunque de forma sumamente precaria. Ocho años más tarde, Magdalena murió después de una agonía terrible por un tumor cerebral. Anna, a pesar del trato vejatorio que recibió de ella siempre, la cuidó con cariño hasta el último día de su vida. Antes de morir, le confesó que:

no era su madre.
Anna, no le dió la mayor importancia, pensó que era resultado de su enfermedad y se dió cuenta que se había quedado sola en la vida con solo 17 años.
Solo le quedaba la casa en la que vivía y no podía venderla porque era menor de edad. Su madre en el testamento nombraba a Ezequiel Santos de la Vega como Testaferro. Él era el antiguo contable de la familia. Tenía un aspecto repugnante. Anna le había visto por casa desde que Magdalena volvió de La Republica Dominicana y éste, había ayudado a su madre a liquidar los pocos bienes que le quedaban a la familia tras la guerra, quedándose con un suculento porcentaje por las ventas de fincas y otros inmuebles.
Ese hombre le daba escalofríos...Tenía el pelo grasiento, los dedos amarillos por la nicotina del cigarro que siempre llevaba en la boca. Su corbata, estaba llena de lamparones y el primer botón de la camisa sin abrochar. Sus pies y sus manos eran enormes. Hablaba siempre a gritos, incluyendo en la misma frase 2 o 3 palabras soeces. Le faltaban 3 dientes que dejaban ver su lengua blanquecina. Olía a demonios.
Visitó a Anna a los tres días de morir Magdalena, y le aseguró que podría ayudarla, a cambio de ciertos favores... Le daría el 50% del valor de la casa inmediatamente para que ella pudiera empezar su vida con algo de capital hasta que encontrara trabajo, pero... con una condición:

Anna, tenía que pasar la noche con él…

Comenzó a llorar, su futuro era aterrador, pero prefería mendigar antes que acostarse con aquel animal nauseabundo. Naturalmente, Anna se negó y le pidió que saliese de su casa , y que ya se pondría en contacto con él cuando fuese mayor de edad, (aunque deseaba de todo corazón que ese ser despreciable, se muriera antes de esa fecha...)
Anna, era de complexión débil. Su alimentación no había sido de lo más adecuada en su infancia y había pasado por múltiples enfermedades así que era muy bajita y frágil, pero su cara era preciosa y su cuerpo estaba bien proporcionado.
Ezequiel Santos, no la escuchaba. Se abalanzó sobre ella, y pudo reducirla con relativa facilidad a pesar de no ser un hombre joven. Consiguió forzarla y cuando terminó la miró con ojos brillantes y la animó a repetirlo cuando ella quisiera.
Anna estaba absolutamente destrozada. Cuando pensaba que las cosas no podían empeorar... ¡ocurría! así había sido siempre, desde que tenía memoria...
¿Que haría ahora? No veía ninguna salida. De repente, surgió un nombre en su mente:

Rafael Sotomayor... tal vez quedaba esperanza...

El padrino.

Rafael Sotomayor, era su padrino de bautismo.
La situación de Anna, era EXTREMA y esperaba su respuesta como única tabla de salvación.
Él vivía en Madrid y era propietario de una cadena de hoteles. Anna dudó pero finalmente le escribió una carta contándole su situación.
Rafael Sotomayor era íntimo amigo de Rufino, el padre de Anna. Se conocieron en el servicio militar. Rufino consiguió un destino cómodo después de jurar bandera, ya que su padre estaba relacionado con el estado mayor y logró que un General le tomara como asistente personal. Rufino a su vez, consiguió que el general Aramburu, tomara a su amigo Rafael como conductor, así que los dos amigos, pasaron su mili, tranquilos, jugando largas partidas de ajedrez y compartiendo habitación en la casa cuartel de Éibar.
Rafael, comenzó a salir con Rita, la hija Aramburu y tras 3 años de noviazgo se casaron. Arrendaron un pequeño hotel en Éibar, excelentemente ubicado entre Bilbao y San Sebastián y en poco tiempo, comenzó una de las cadenas hoteleras con más proyección de España.
La carta de Anna, le sorprendió porque hacía más de 14 años que no sabía nada de la familia Bernaldo de Andrade. Él era el ÚNICO que estaba al corriente de que Anna era hija de su amigo y la criada cubana. Esta confidencia la guardó en secreto desde hacía más de 18 años... pero ¿hasta cuando podría esconder esa realidad...?
No dudó en ponerse inmediatamente en contacto con su ahijada...
Anna recibió una carta desde Madrid con el remite de Rafael Sotomayor. Las manos le temblaban cuando tomó el sobre... Si él no quería saber de ella, solo le quedaba salir a la calle a buscarse la vida y en los años 50, en España, y a una mujer sin estudios, solo le quedaba entrar a servir o intentar un matrimonio con un hombre que la mantuviera...
Abrió el sobre y a punto estuvo de romper la misiva. Las lágrimas le nublaban la vista, respiró profundamente y empezó a leer:
- "Querida ahijada: ¡Qué alegría! recibir noticias tuyas, aunque me entristece la muerte de Magdalena y que desconozcas el paradero de tu padre, gran amigo y querido como un hermano!"
A Rita, mi esposa y a mi, nos agradaría en gran manera que vinieras a visitarnos a Madrid y hablásemos de tu futuro, que como padrino tuyo, me corresponde proveerte de todo lo que necesites en ausencia de tus progenitores. Nosotros desafortunadamente, no hemos tenido hijos y nos encantaría poder cuidarte, darte estudios y ponerte en contacto con la sociedad madrileña para que encuentres entre nosotros la familia que el destino te a arrebatado con tanta crueldad.
Dios mediante, iré a Santander el próximo 30 de Junio, y si puedes, por tener todos tus asuntos allí resueltos, tomaremos el tren a Madrid juntos para que puedas empezar tu nueva vida con nosotros.
Un abrazo de tu padrino:
Rafael Sotomayor."
Anna, comenzó a sollozar y a dar gracias al cielo. Solo quedaban dos días para que Rafael la sacara "del infierno" Su calvario; ¿estaría a punto de acabar?
Muchas sorpresas le esperaban en Madrid...

La nueva vida
 
La última vez que se vieron Rafael Sotomayor y Anna, ella solo tenía 2 años. Era un hombre maduro de buen aspecto con el pelo encanecido y bañado con "brillantina". Lucía un bigote muy elegante. Su aspecto era saludable y su cara la enmarcaba una sonrisa feliz...
Tomó a Anna en sus brazos y ella sintió "el abrazo de un oso", lleno de ternura y cariño. Se sintió segura por primera vez desde que su padre se marchó dejándoles a su madre y a ella solas en La República Dominicana.
Pasaron todo el viaje a Madrid, recuperando el tiempo perdido. Él le habló de sus hoteles y de la hermosa Rita, a la que decía amar más que a su vida y no podía comprender como Rufino había podido abandonar a su esposa y su hija en un país extranjero. Los ojos de Rafael se llenaban de lágrimas con los relatos de los infortunios que había sufrido, aquella pobre criatura.
Al llegar a la Colonia del Viso en Madrid, donde Rafael vivía con su esposa Rita, encontró acordonada la zona por la guardia civil. Al acercarse, vió con espanto que su lujosa mansión de estilo colonial, ardía y que las llamas iban ganando terreno mientras los bomberos incansables intentaban frenar el desastre.
Rita y las personas de servicio que trabajaban en la casa, no tuvieron tiempo de salir y perecieron en el incendio.
Rafael, cayó en una profunda depresión y el alcohol fue su compañero en esos difíciles momentos de su vida. Anna intentaba animarle. Daban largos paseos, hablaban, pero a fin de cuentas, eran desconocidos el uno para el otro. No le había dado tiempo a conocerse cuando de nuevo la desgracia se había instalado en la vida de Anna.
Se alojaban en uno de los hoteles de Madrid, de la cadena de Sotomayor, él no quería pensar en restaurar la casa del Viso y no se imaginaba una casa nueva sin Rita. Deseaba haber muerto junto a ella, después de mas de 20 años de matrimonio seguían apasionadamente enamorados, y se negaba a recuperarse de la perdida de su esposa.
Anna, comenzó a estudiar en Madrid, le atraía mucho la moda y dibujaba muy bien, así que se encaminó por ahí. Rafael, cada vez más desanimado y abatido, fue ingresado en una institución, donde terminó sus días, llevándose a la tumba, "el secreto de Anna..." cuando ella, acababa de cumplir 21 años.
Se convirtió así, en heredera universal de una fortuna incalculable...

El abogado
Jacobo Altolaguirre, era la mano derecha de Rafael Sotomayor. Era el abogado que le llevaba todos sus asuntos legales y la supervisión de sus empresas con suma eficacia desde que Rafael perdió a Rita y se recluyó en si mismo.
Visitaba con asiduidad a Rafael para informarle de la situación de tal o cual hotel, y el estado de cuentas de sus inversiones. Rafael prestaba menos atención cada vez y dejaba a Anna con él despachando asuntos mientras él se refugiaba en los recuerdos.
Así fue como se pasó de la amistad al amor entre ellos. Al morir Rafael, Jacobo se encargó de todo y facilitó la transición y los asuntos legales para que el "imperio Sotomayor", fuera heredado por Anna y él siguió al frente de la empresa, siempre atinando en las decisiones y las inversiones de beneficios.
Dos años más tarde, Anna y Jacobo se casaban en la Iglesia de los Jerónimos, con más de 800 invitados, siendo portada de las revistas más prestigiosas de su tiempo.
Anna consiguió por fin estabilidad. Jacobo era un marido excepcional. No necesitaba ocuparse de nada, él resolvía todos los asuntos de la empresa hotelera y le ayudó a montar su propia firma de moda. Anna comenzó a tener un gran prestigio como diseñadora. Viajaba por todo el mundo y su firma empezó a abrir sucursales por todas partes.
El día que Anna, cumplía su tercer aniversario de boda, sonó el teléfono y una voz al otro lado de la línea le paralizó el corazón...
-" ¿Anna? Por favor, no te pongas nerviosa y no me cuelgues,  
soy Alba, tú hermana..."
La hermana:
-"No cuelgues, por favor, déjamé que te explique...
Magdalena de Andrade, no era tu madre. Rufino Bernaldo tuvo una hija ilegítima con una antigua criada de la casa, Magaly Castro y naciste tú. Magdalena y tu padre se fueron a República Dominicana y Magaly, no ha parado de buscarte a lo largo de estos 24 años. 
Actualmente vivimos en Miami.
Estamos seguros que eres tú. 
Por favor, no me cuelgues y danos la oportunidad de conocerte y que mamá te vuelva a ver."
Anna se quedó paralizada. Pidió a Alba una dirección y un teléfono para localizarles y colgó.
Contó a su marido lo que le había ocurrido durante la cena-aniversario en la suite más elegante del Hotel Palace de Madrid. Jacobo intentó tranquilizarla y contratar los servicios de un detective privado para confirmar las palabras de Alba, la supuesta "hermana" de Anna.
A los 10 días tenía sobre la mesa de su despacho un dossier con todas las pesquisas que había llevado a cabo una de las agencias de detectives más prestigiosas de la capital, confirmando al 100% la veracidad de las palabras de Alba. Magaly, tras ser abandonada por Rufino y Magdalena que le arrebataron a Anna para huir de la guerra civil del 36 y con solo 18 años, volvió a Cuba y allí contrajo matrimonio con un oficial del ejercito. Tuvo 3 hijos: Alba, Osvaldo y Delia. Toda la familia, se había trasladado recientemente a Miami tras ser derrocado el régimen de Fulgencio Batista.
Su verdadera madre, tenía en la actualidad 42 años y Anna tenía 3 hermanastros... Cogío el teléfono y sin dudarlo, pidió a su secretaria que le reservase un pasaje para Miami lo antes posible.
La familia Cubana:
Tras más de 10 horas de agotador viaje, en un "modernísimo" Dc-4, Anna reconoció sin problemas a su madre. Tenía buen aspecto y encontró gran parecido entre su propio rostro y el de Magaly. Era bajita como ella y extremadamente delgada. Alba, le acompañaba, muy al contrario que ellas, era muy alta, tal vez como Orson, el marido de su madre.
Anna se acercó hasta ellas, y solo bastó la mirada para que madre e hija se fundieran en un abrazo y llorasen en silencio.
Vivían en una casa muy confortable. Orson fue destinado a Miami tras la revolución cubana y podían mantener un status de vida medio-alta. Alba estudiaba el último curso en la universidad de dirección de empresas y Anna, le ayudo en el proyecto de fin de carrera utilizando su firma de moda como ejemplo para su tesina.
Fueron unos días entrañables para todos ellos, encajaron perfectamente. Anna volvió a Madrid, prometiendo mantener el contacto telefónico con su nueva familia, al menos, una vez por semana.
A los tres meses de su viaje a Miami, Anna quedó embarazada y tuvo que guardar reposo por riesgo de perder al bebé. Estaba desesperada por no poder seguir adelante con sus negocios y su vida normal. Su humor cambió y la relación con Jacobo, su marido, empezó a deteriorarse.
Alba decidió viajar a España para cuidar a su hermana Anna y ayudarle en la gestión de sus tiendas. Se hizo rápidamente con el negocio y conectó de maravilla con su cuñado con el que además de los negocios, mantenía largas conversaciones en las que Jacobo se quejaba del cambio producido en Anna y lo humillado y rechazado que se sentía por su mujer.
Poco a poco las confidencias y la complicidad entre ellos les llevó de la amistad a la pasión y los cuñados se convirtieron en amantes...
La traición:
 
Ana estaba desesperada, apenas quedaban dos meses para su alumbramiento cuando descubrió a su hermana y su marido besándose. No dijo nada. Preparó una ligera maleta y se marchó.
Jacobo y Alba la buscaron por su cadena de hoteles, pero nadie la había visto, es como si la tierra se la hubiera tragado…
Anna emprendió un viaje a Santander, a la antigua casa de su madre, que desde que se fue a Madrid con su padrino, no había vuelto a visitar. El estado era lamentable. Contrató a una cuadrilla de obreros para su rehabilitación, y mientras duraron las obras de rehabilitación, se alojó en el Hotel Real. Anna recordaba este hotel de su estancia en Santander como el lugar donde siempre encuadraba sus sueños de juventud… Situado en la mejor zona residencial de Santander, con su propio jardín y sobre una colina que dominaba las playas y la bahía, muy próximo al Palacio de la Magdalena y El Gran Casino.
Fueron dos meses tristes, cargados de recuerdos tristes y de humillación.
El parto fue complicado, muy complicado y el primer hijo de Anna, no vivió más de un día.
Regresó al hotel y se desprendió de todo lo que le recordará a su malogrado bebé.
A los pocos días, la casa de su madre estaba lista para ser habitada y Anna se dedicó a decorarla con vehemencia para intentar superar sus “perdidas”. Daba largos paseos por la playa, leía, y no dejaba de maquinar LA VENGANZA…
Final:
 
Ezequiel Santos de la Vega, (¡el testaferro, y su maldito violador!), se había convertido en un anciano decrépito que vivía en un pisito de mala muerte en Zamora. No tenía a nadie. Anna pudo localizarlo a través de la notaria "VELASCO BALLESTEROS" donde su madre hizo el testamento a su favor y nombró al “Señor Santos” como su testaferro.
Anna fue a Zamora y golpeó la puerta de Ezequiel Santos. No lo reconoció. Estaba tan castigado por el paso del tiempo que sintió un destello de compasión por él que rápidamente se difuminó.
Vivía en la miseria más absoluta. Estaba ciego y las ratas corrían a su antojo por la estancia. Anna tras presentarse, le pidió su ayuda en la firma de unos documentos que precisaba para poner a su nombre la casa de Santander a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero. Naturalmente, él aceptó. Anna se ofreció a traerle algo de comer e incluyó unos chocolates rellenos de licor en los que previamente, había inyectado un veneno letal
Tres días más tarde, leyó en la prensa local de Zamora, la muerte de un anciano que sufría el Síndrome de Diógenes y que tenía bajo su colchón 100.000 pesetas…
La siguiente parada de Anna, fue Madrid, su casa, un jueves a las 5 de la tarde. Era el día libre del servicio y no quería sorpresas. Jacobo no estaba. Anna sabía que ese día tenía junta de accionistas de la compañía y regresaría ya entrada tarde.
Alba estaba en el despacho que le había pertenecido a ella, ocupándose diligentemente de su empresa. La miró con frialdad. Le dijo que habían estado muy preocupados por ella pero que finalmente y tras comprobar los movimientos en su cuenta bancaría, se habían tranquilizado y respetado su marcha. Anna no dijo nada. Sacó una pequeño revolver AIRMEIGHT de dos pulgadas Smith and Wesson y descargó dos de sus cinco balas en su hermana, justo en el corazón.
Se sentó a esperar...
A las 19.00 llegó Jacobo. Se dirigió al despacho y encontró el cuerpo sin vida de Alba. Vió a Anna sentada en un butacón, al fondo del despacho, ella sin temblor en la mano, le atravesó el pecho con una Walther P99 compact, que luego puso en la mano de Alba y realizó un nuevo disparo sobre Jacobo. Con la AIRMEIGHT en la mano de su marido, disparó de nuevo sobre Alba.
Anna Bernaldo de Andrade , 
cerró la puerta del despacho, 
salió de casa 
y con paso firme 
se dirigió a:
 

VIVIR EL RESTO DE SU VIDA…

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