domingo, 13 de noviembre de 2011

Cumpliendo deseos...


-¿Quieres hacer el amor?
-¿Ahora?, ¿Aquí?
-Por qué, no.
-Pues no sé... tal vez porque no sé como te llamas, por ejemplo.
-Me llamo Pablo, problema resuelto ¿no?
-Vamos a ver Pablo, no te conozco y no voy haciendo el amor con desconocidos, soy una mujer casada con dos hijos...
-¿Y? Las casadas con hijos ¿no hacéis el amor?
-Si, claro, pero... con nuestros maridos...supongo...
-¿Supones…?
-Bueno…tengo que irme, Pablo.
-¿Volverás?
-No lo se, puede...

Y salió del bar, rápidamente y sin mirar atrás.

Estela era decoradora y el Bel-Luna club de Jazz de Barcelona le había pedido a su gabinete técnico que le hiciese unas obras en su emblemático local. Llegó a Las Ramblas cuando anochecía, quería ver el local con su ambiente un viernes por la noche. Necesitaba observar y anotar las posibles reformas que hicieran el local más interesante, más amplio, sugerente, acogedor y con una acústica perfecta.

Pablo tocaba el piano a escasos 10 metros. Era joven, muy joven pero tocaba con maestría. No podían dejar de mirarse.

La música de jazz, su sonrisa, y el delicioso "Coulant de chocolate negro con sorbete de naranja" que estaba tomando, hicieron que una conexión invisible les uniera…

Él sintió el impulso de poseerla cuando observo sus ojos llenos de deseo y admiración, y en su primer descanso de la noche se acercó a ella…

-¿Quieres hacer el amor?

Este ofrecimiento, tan fresco, tan descarado, no iba a desaparecer de su cerebro en todo el fin de semana...

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