Ya ni recordaba los años que llevaba dentro de una piscina… Era la favorita del equipo de natación. Sus tiempos eran prometedores y un sueño rondaba por la cabeza de todos:
EL ORO OLIMPICO.
Entrenaba más de 8 horas cada día, arañando segundos al cronómetro junto con una súplica a San Judas Tadeo: "Patrón de “los imposibles”:
-Quiero ser como un pez, quiero ser como un pez…
-quiero ser como un pez
-quiero ser como un pez
-quiero ser como un pez
-quiero ser como un pez…
Y allí estaba, ocupando el cuarto “carril” en la piscina olímpica… Los 100 metros “mariposa” estaban por delante…
-quiero ser como un pez
-quiero ser como un pez
-quiero ser como un pez…
Todo fue muy rápido. En 30 segundos y 28 décimas tocaba el borde de la piscina, mientras sus compañeras, estaban a más de 30 metros de la meta… Record del mundo ABSOLUTO!
¡Jamás un ser humano había alcanzado esa marca!
¡¡¡ Lo había conseguido!!! GRACIAS; San Judas Tadeo!!! GRACIAS!!!
Al intentar salir de la piscina, comprobó que sus piernas… ¡¡¡ HABÍAN DESAPARECIDO!!! y en su lugar, lucía una impresionante cola de pez vela.
MALDICIÓN!!! Sus plegarias habían sido escuchadas…
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