martes, 15 de noviembre de 2011

Vendetta...

No me tembló la mano.
No me tembló nada.
Nada.
Por fín había llegado el día que llevaba planeando desde pequeña.
La mujer que me había robado el tiempo.
El tiempo que mi padre me debería haber dedicado
...yacía en el suelo rodeada de un charco de sangre.
mientras un  agradable olor a pólvora llenaba toda la estancia.

La mujer de mundo, gran concertista de piano ahora, tenía lo que se merecía.
¿No había más hombres en el mundo que él?
¿Por qué nos lo arrebató?
¿Por qué lo sedujo hasta que perdiera la razón 
y nos dejara a mi madre y a mi para seguirla por el mundo?

Con su "cara bonita" y sus largos dedos de pianista le arrastro a la demencia y le hizo olvidar todo lo que no fuera ella...

Ahora tenía lo que merecía.
***
Dejé una rosa blanca sobre la tumba de mi madre.
Sus huesos quebrados de tanto trabajar 
y sus ojos secos 
de llorarle, 
ahora podrían descansar.

Dormí bien, ¡ por fin !
Dormí bien.

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