El despacho es grande, muy grande. Tiene una chimenea alta y el fuego crepita. Hay un flexo sobre la mesa de cristal. Es una mesa enorme, repleta de papeles, periódicos, revistas, libros y con una gran pantalla de ordenador.
El flexo, era de mi padre. Es de color plateado y tiene una bombilla de 100 W. No me gustan las bombillas de bajo consumo, no puede verse el filamento. El filamento de las bombillas, siempre me ha hipnotizado. Ese muelle, que se enciende poquito a poco y se pone al rojo vivo, inundando de luz y calor la estancia.
A la luz de esa bombilla, han nacido muchos de mis asesinos, sus víctimas, los padres de sus víctimas, los vecinos curiosos, la policía... La novela negra, siempre me sedujo y ¡por qué no!, me decidí a probar ese género, desde que la agorafobia gobernaba mi vida.
Las cuatro paredes de mi casa, es lo único que me da seguridad y siempre he pensado que una enfermedad mental, es el mejor caldo de cultivo para que la imaginación se retuerza, se transforme y pueda ser exprimida como una jugosa fruta.
Si, aprovecho mi trastorno para escribir.
Utilizo el pánico que siento para que mis víctimas se expresen y también he descubierto que el subidón de adrenalina que se siente en la crisis de ansiedad, es el mayor estimulante para perfilar a -mis asesinos-.Tengo sobre la mesa de cristal un arma. Una Colt M1911A1 . La frialdad de su cañon, y empuñar su culata, me inspira. Me pongo en la piel de esos seres despreciables a los que no le tiembla la mano, cuando empuñan una automática, cuando todos los poros de su piel, rezuman placer pensando en el hecho que están a punto de consumar o que ya han llevado a cabo.
He escrito sobre todo tipo de asesinos: los asesinos en serie, los sicarios, los kamikazes incluso sobre los asesinos Yakuzas de las mafias Japonesas, aunque mis "asesinos favoritos" son: La mafia Siciliana; "La Cosa Nostra"; el crimen organizado y basada en los "hombres de honor", esos JUSTICIEROS dedicados al "ejercicio autónomo de la ley". Me encanta el termino de "capo", de "apomaggiore", de "soldatto"... y ahora estoy a punto de terminar mi última novela, cuyo protagonista es un "avvogatto"; el abogado de una familia muy muy mafiosa del sur de Sicilia, ¡Pobre Ciceró! me temo que no debió morder la mano del "Sottocapo" de la familia... pero no quiero adelantar nada, si entro en crisis, lo mismo mi "avvogatto" toma las riendas de la situación, y pone a la familia Badalamenti patas arriba...
Las víctimas de mis novelas, son siempre mi madre. Mi madre es perfecta. Yo soy lo único que le ha salido "con tara", ya que todo lo demás lo ha hecho de manera impecable.
Se caso con mi padre, un brillante arquitecto Catalán. Ella, venía de una familia burguesa venida a menos y su único propósito era cazar a un hombre que le permitiera llevar una vida cómoda con una elegante casa y un apartamento en la Costa Brava. Mi padre, cayó en sus redes como un ratoncillo cae en una trampa tras ser embaucado por un trozo de Camembert.
Su belleza, la sonrisa perfecta y la conversacion ligera y divertida, consiguieron cautivar a un hombre inteligente pero con las hormonas de un semental. Sus relaciones sexuales, debieron ser siempre muy satisfactorias, ademas de fructiferas, porque en tres años, nacimos mis hermanos y yo.
Mi padre murió en la cama, imagino que tras una noche de desenfreno y ella heredo la casa familiar de Montserrat, los pisos de Madrid y el apartamento en Sitges.
Desde que murió papá, mi madre se dedicó a viajar, a sus clases de padle, y a las partidas de bridge en el club. Ya se ha quitado varias veces alguna que otra arruga y tiene una talla 100 de sujetador. No hay una frase que la haga mas feliz que escuchar que parecemos hermanas.
Odio a mi madre. ¡Ojalá se muera!
y como eso no esta en mi manos, la convierto en las víctimas de mis asesinos.Mis hermanos son perfectos. Llevan adelante la empresa de mi padre y a pesar de la crisis, funciona como un reloj suizo. Están casados los dos, pero todavia no son padres. Mi madre se encarga cada Navidad de quitarles la idea de darle nietos, le parece horrible que la llamen abuela y adelanta que si eso sucediera, automáticamente desheredaría a mis hermanos. (A mi no me amenaza, no le cabe en la cabeza la posibilidad de que yo pudiera llegar a ser madre; una pobre desequilibrada, enclenque y que escribe basura.) Me encanta cuando entra en el despacho y la apunto con la Colt , se queda lívida y me grita:
-¡Guarda inmediatamente ese arma, ¡insensata! ¡Un día, vamos a tener un disgusto! ¿No podrías inspirarte con música clásica? Vete unos días a la playa , hija, y a ver si allí terminas tu novela tranquilamente...
Yo me iría, ¡de verdad! ¡me encanta el mar! Pero no descarto la opción de llevar a cabo mi mas acariciado sueño: descargar toda la munición de mi pistola, sobre mi madre cualquier día de los que entra embutida en sus mallas de aerobic al despacho a tocarme las narices. La sombra de terror en sus ojos, es muy inspiradora para mi, por eso no puedo matarla, si lo hiciera, estaría acabada como escritora de novela negra.
Tengo un psicólogo desde hace años. No ha conseguido librarme de mis paranoias pero es muy bueno en la cama y ademas, mi madre le odia porque no mejoro y es muy caro. La escena lleva años repitiéndose: viene una vez por semana a casa, hablamos diez o quince minutos de mis neuras, tomamos una copa y subimos a mi habitación. A las dos horas se va. La factura llega puntualmente a mi madre cada mes: dos horas y quince minutos a la semana, por cuatro semanas al mes hace un total de nueve horas que multiplicadas por 100€ la hora, (incluye, desplazamientos e IVA) dan un total de 900€ al mes en loquero.
-Y lo peor es que: la niña no mejora...
Pero eso no es completamente cierto: la particular terapia de Eduardo, ha hecho milagros en mi, aunque sigo con mi agorafobia a tope. Él con sus miradas lascivas ha conseguido subirme la autoestima (ya que llevo toda la vida oyendo que soy el "patito feo" de la casa, que me moriré solterona y que lo haré virgen). Eduardo adora mi cuerpo delgado, le entusiasma mi espalda, y sobre todo mis clavículas , dice que son SOBRESALIENTES, y que nadie le besa como yo.Yo no estoy segura de casi nada, pero tengo intuiciones. De ellas me alimento y alimento mis obras, e intuyo que me queda poco... Queda poco para curarme y entonces me temo que me quedare seca de ideas y que ya no necesitare el miedo en los ojos de mi madre.
Yo me he dedicado a escribir asesinatos desde que era pequeña, tal vez por eso, nunca he tenido amigos. Consideraban que era una niña siniestra y nadie quería compartir ni juegos ni tiempo conmigo.
¡Si me curo, estoy acabada!
Creo que me voy a curar porque tengo unas ganas tremendas de salir de casa y eso nunca me había pasado antes. La culpa fue de un video en la MTV. No era gran cosa; unos raperos de pantalones caídos bailando con una ciudad de fondo y con una rubia de bote desafinando como una condenada. También había un halcón sobrevolando la ciudad, pero no se por qué, me permitió, y por primera vez , ver el mundo de otra manera.
Los caminos de la mente humana, ¡¡¡SON INEXCRUTABLES!!!
Un pequeño resorte, un pequeño estímulo y hace que todo cambie...
Voy a intentarlo. He llamado a un taxi y voy a ver que pasa...
Ha ido bien.
Me ha gustado la sensación.
Me ha gustado mucho.
Mañana voy a repetir.
Ya llevo diez días saliendo. Nadie lo sabe porque aprovecho cuando no esta mi madre y algunos días, después de irse Eduardo. He conocido gente y me he comprado un teléfono móvil . Noto que estoy cambiando que no necesito escribir como antes, e incluso, no odio tanto a mi madre. Hoy en el desayuno, incluso la toqué el hombro.
Después de tres meses, voy a dar el gran salto; he ido a un centro comercial y he entrado en una librería. He buscado mis libros y he comprado dos.
Voy a decirle a Edu que ya no le necesito ( al menos como psicólogo, aunque no me importa seguir con él como amante, eso si, sin pagar). Me ha dicho que vale, y esta noche cenamos fuera y luego iremos a su casa a tomar una copa. Es la primera vez que soy feliz (o eso creo). Mi madre no da crédito a lo que ha pasado y atribuye el mérito a la terapia. Cada día se lleva mejor con Eduardo. ahora que no es mi psicólogo.
Mi agente me presiona para terminar la novela pero hace meses que no escribo una letra y también hace meses que no acaricio la Colt, prefiero tocar algo mas cálido, por ejemplo, el cuerpo desnudo de Edu; él, siempre está caliente, siempre.
No pueden ir mejor las cosas. Mi relación con Edu, se consolida y de vez en cuando voy a jugar al padel con mi madre. Colaboro en una asociación de padres, impartiendo un taller de cuenta cuentos. Me siento cómoda entre la gente, mis miedos van desapareciendo y encuentro seguridad en mi misma.
El 13 de noviembre, va a ser una fecha difícil de olvidar. Llegué a casa antes de lo previsto y encontré a Edu y a mi madre en el salón. Hablaban en susurros y no se percataron de mi presencia. Empezaron a acariciarse y en pocos segundos se fundían en un largo y apasionado beso. No lo pensé. Me dirigí a mi despacho y cogí entre mis manos la pistola. Estaba fría, no recordaba que pesara tanto. Comprobé el cargador y me dirigí con paso firme al salón. Entré despacio. Ellos estaban en el sillón, dando rienda suelta a su pasión, y no se dieron cuenta que me acercaba a ellos.