I Parte
Empezó de la manera más inocente, sentado delante de un folio en blanco; un fin de semana por delante y solo en casa...
El plan era no madrugar, correr un rato cada día, ver la temporada completa de alguna serie grabada
(desde hacía un siglo...) en el disco duro del ordenador , dar largos paseos por el bosque cercano a casa que estaba cambiando de color en pleno noviembre, y cualquier cosa que no se sujetara a horarios fijos ni obligaciones, pero... era sábado, 5:45 de la mañana y un insomnio del demonio que solo le permitía dar vueltas en la cama semi vacía, dinamitaba su primer objetivo.
Enfadado, descalzo y contrariado por no empezar cumpliendo a rajatabla los planes para fin de semana, se preparó un café, salió al jardín y se encontró de cara con el siguiente contratiempo: una lluvia persistente y sutil que le iba a calar si salía a correr un rato.
Bueno, había "plan B": encendería la chimenea y tumbado en la chaise longue del salón, vería la temporada II de
"En Terapia" (la versión americana, porque la argentina, no la soportaba...)
Ya acomodado delante de la tele, el disco duro estaba plagado de carpetas con documentos, fotos, películas... pero ¡ni rastro de la carpeta con su nombre! Una vez más su hijo se había encargado de ocupar todo el espacio para
-sus cosas- y ¡claro! la carpeta de series de
"papá" brillaba por su ausencia... ¡Tercer despropósito del día! hasta se planteo consultar los horarios del AVE y reunirse con su mujer y su hijo en la visita a sus suegros... pero...¡no! ¡no podía darse por vencido de esa manera
-tan corta-rollo-! así que no le quedó otra que ponerse a escribir.
Había una trama que le rondaba la cabeza desde hacía tiempo, pero no se atrevía a arrancar. Tampoco se veía capaz de escribir algo que ocupara más allá de diez folios,
(hasta ese momento solo había escrito relatos breves, cuentos, pequeños post en su blog que además no visitaba casi nadie y nadie comentaba...) pero las posibilidades de hacer otras cosas se cerraban descaradamente delante de su cara y no tuvo más remedio que sentarse ante el intimidante folio en blanco y empezar...
Cuando miró el reloj eran las 19:17 de la tarde, se levantó y las piernas casi no le sostenían, el pie izquierdo se había dormido y el estómago reclamaba lo que hace horas debería haber sido suyo...
¡Doce horas escribiendo sin levantar la cabeza! sin comer ni beber, sin ir al cuarto de baño. La cabeza estaba seca, agotada y pensando a una velocidad vertiginosa. Después de tantas horas a pleno rendimiento, no se resignaba a parar; los personajes de la trama peleaban por seguir, por vivir, por llegar al desenlace, intrigados por que iba a ser de ellos...
Ducha, sandwich de jamón con tomate, dos mandarinas un te negro y ¡a escribir!
A las cuatro de la mañana, los ojos no se sostenían y el cuerpo entumecido y destemplado. En la chimenea apenas quedaban rescoldos templados; la manta y el sofá eran un paraíso que le esperaba y que abrazó entre sueños.
Domingo: 7.00 A.M: tres horas de sueño en la que los personajes de su novela le tuvieron inquieto, a veces susurrando, otras directamente gritando ¡lo que debía hacer con ellos! Se sentía agotado pero con una adrenalina que le subía a través de la espalda y le estimulaba cada neurona y cada poro de su piel. Se sentó a escribir, fue mucho más sencillo que el día anterior, se dejo llevar y a las dos de la tarde el folio 204 terminaba con la palabra mágica: FIN.
¡No lo podía creer! Había escrito una novela: ¡su primera novela, en apenas 24 horas!
Se enfundó en su chandal y salió a correr. No podía borrar la sonrisa de su cara. Compró comida y se sentó a devorarla frente a su novela. ¡Era buena! ¡no podía haberla escrito él! tenía todos los ingredientes para gustar: un arranque cautivador, acción, asesinatos, venganza, celos, sexo... y un final alucinante! Recordó que no se había comunicado con su familia desde hacía dos días, que apenas no había comido ni dormido pero había sido el fin de semana mejor de su vida.
II Parte:
No tuvo que ir con la novela en peregrinaje por diferentes editoriales, ya que la primera a la que visitó, apostó por el libro y ¡ahí estaba! en la caseta 204 de la Feria del libro de Madrid; sábado a las 11:00 de la mañana con un sol radiante y un sereno cielo azul acompañando a uno de los días más importantes de su vida.
Una fila con más de cien personas esperaban pacientes la firma con dedicatoria de su libro. ¡Quién se lo iba a decir un año antes! cuando era él, quién debía esperar largas colas para conseguir la firma de uno de sus escritores favoritos!
-Buenos días: ¡me ha encantado tu novela!
-¡Muchas gracias! ¿Tú nombre?
-¿No me reconoces? Soy Laura.
-¡Anda! ¡cómo la protagonista de mi novela!
-¡Claro! soy tu protagonista.
-¿Cómo?
-Tu me has creado y he venido a darte las gracias y a quedarme contigo.
-Jajaja, me siento muy halagado, incluso eres bastante más guapa de como te había imaginado en la novela, las descripciones que hago de ti se quedan cortas...
-¡Que va! Soy exactamente como me describes, y me encanta mi vida, ¡gracias por inventarme!
-Bueno, pues gracias por venir, un placer conocerte en persona, Laura.
-¿Cómo? ¿Te estás despidiendo de mi? no, no, yo me voy contigo a casa.
-¿A mi casa?
-¡Claro! ¿Dónde voy a ir si no?
- A ver Laura, tú tienes que seguir con tu vida...
-¡Yo no tengo vida si tu no me la creas!
-Vamos a ver... la broma ha estado bien, pero es suficiente, por favor, hay gente esperando para que les firme la novela, lo siento pero no puedo dedicarte mucho más tiempo...
-Está bien, yo te espero a que acabes. ¿Estarás hasta las 13:00 firmando?
-Si, estaré un rato aún, date una vuelta y nos vemos en un rato, anda guapa...
III Parte.
-Papá, ¡papá! pero ¿qué te ocurre? ¿te encuentras bien? acabamos de llegar de viaje y estabas tendido en el pasillo. ¡Tienes fiebre, estás delirando! ¡mamá! no llores, y ¡llama a una ambulancia!
-¿Dónde está Laura?
-¿Quién es Laura, papá? Me estás asustando...
-Laura es la protagonista, está dando una vuelta y se viene a casa conmigo, tengo que crear su vida... ¿qué será de ella sino me la llevo?
-Papá, vamos, te llevamos a la cama, descansa, enseguida te verá un médico
Cuando la ambulancia llegaba al hospital, su corazón no latía, aunque su cerebro revolucionado y recalentado daba los últimos estertores de creatividad y se imaginaba en el bosque, plagado de otoño y con Laura a su lado...
* Ejercicio literario: Crear un texto sin dar nombre al protagonista y que aparezca un nombre propio de hombre o mujer como máximo...