Escribir una carta a una madre que te abandonó al nacer.
Cuando me enteré que Amalia no era mi madre biológica, apenas tenía 7 años. Mi hermano Abel me lo dijo. Tenía un par de años más que yo y escuchó a sus padres una conversación con unos amigos una noche en la que se despertó y tras la puerta del salón no perdió detalle de lo que allí se estaba confesando...
Me dijo que tú eras solo una adolescente cuando nací y que vivias cerca de su casa. Tus padres se deshicieron de ti cuándo comprobaron que estabas embarazada y el padre no quiso asumir sus reponsabilidades contigo. Él era un chico del barrio, mayor que tú y te engatusó para divertirse con una pobre e ingenua muchachita.
Amalia y Agustín, se compadecieron de ti. Pedias limosna en la puerta del mercado y a medida que pasaba el tiempo y tu vientre se abultaba, ellos decidieron acogerte en su casa. Prometieron cuidarte y encargarse de bebé. Abel me contó que cuándo yo apenas tenía un mes, te marchaste sin decir adios y nunca más supimos de ti.. No se lo que te impulsó. No se cual fueron tus circunstancias, seguramente difíciles...
¿Has pensado en mi alguna vez?
No ha pasado ni un día, en el que yo no pensara en ti.
¿Nos pareceremos?
¿Estás viva?, ¿tienes otros hijos?
Yo no dije nada cuando mi hermano me lo contó. Me hizo prometer que no me chivaría, porque si se enteraban que estaba espiando y a las tantas de la noche...se la iba a cargar... así que mantuve en silencio el secreto por algún tiempo.
Amalia me lo contó un día:
-Sara, tengo que contarte una cosa...
Nunca voy a olvidar sus lágrimas... Me explicó con detalle las circunstancias, y te disculpó.
No se si alguién habrá tenido una "sustituta" de madre mejor que Amalia. Me ha querido como si fuera hija suya de verdad, nunca ha hecho diferenciaciones entre Abel y yo, por eso, me siento tan mal ahora que soy mayor y también madre, pienso en ti más que en ella y eso es muy injusto por mi parte.
Tengo tres hijos, dos mellizos y una niña que adoptamos de otro país. Los quiero a todos por igual, aunque los chicos se quejan que " bebo los vientos" por Yan, no lo hago a propósito, tal vez es pura solidaridad.
No se dónde enviarte esta carta, así que he pensado escribirte de vez en cuando y guardar las cartas en una pequeña cajita de jade que compré en Pekín cuando adoptamos a Yan. Sueño que tal vez un día puedas leerlas, de alguna manera van a ser nuestro "cordón umbilical" y si alguna vez te encuentro, en vez de cortarlo, harémos un "doble nudo" para no separarnos núnca más.
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