Cuando comencé a dirigir audiolibros, compraba en papel los títulos que grabábamos en el estudio.
Os cuento que la editorial, nos mandaba "las tripas", (que es como se denomina el PDF del manuscrito original, o galeradas corregidas), y yo las trabajaba sobre un iPad gigante.
Leía varías veces el texto antes del inicio de la grabación, marcaba cada personaje y anotaba en una libreta sus intervenciones en cada capítulo, (personalidad, envejecimiento de la voz, incluso R.I.P para saber que ese personaje ya no iba a intervenir más...), la pronunciación correcta de palabras en otros idiomas, la planificación del tiempo diario, páginas grabadas y restantes... etc.
Al terminar el audiolibro y publicarse, compraba el libro en papel y volvía a escucharlo. Por mi auto-exigencia y ganas de seguir aprendiendo, siempre daba una vuelta más al trabajo publicado, y se me ocurrían siempre matices o detalles que podrían haberlo mejorarlo...
Ha sido, probablemente, ¡el trabajo más bonito que he tenido, y en el que más he disfrutado!
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