jueves, 15 de agosto de 2024

Sobre pérdidas (Apple 3)

Cada uno se defiende y se protege como puede... Yo vomito mi dolor y mis batallas campales interiores escribiendo; es un "mecanismo de defensa" como otro cualquiera, pero a mi me funciona.

Como decía Shrek: "mejor fuera que dentro", y aunque reconozco que no es una cita de nivel, (quedaría mejor una de Platón), si te quedas dentro con la pena, te conviertes en una olla express con la pesa puesta... y se hace necesario soltar lastre lo antes posible, no tanto para que pase el dolor, que muy probablemente estará latente mucho tiempo, sino para caminar ligero por la senda larga y dolorosa de lo que nos produce el sufrimiento, pasando por todas las fases del proceso hasta volvernos a reconocer...

Y es que ahora mismo, ¡no me reconozco! por eso mirándome un poquito con los ojos entrecerrados (sobre todo por estar hinchados de llorar tanto), recuerdo que escribir me sanaba y ¡necesito sanarme!, (no tengo prisa, pero desde luego no quiero de ninguna manera recrearme en el dolor, ni meter el dedo en la yaga, ni echar sal a mi herida), ¡me quiero sanar! y no por querer huir del sufrimiento (que aunque haya una frase por ahí que sentencie que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional), en este momento no encuentro otra opción, que sufrir como una condenada, y además el sufrimiento es uno de mis mejores maestros en esta vida, así que voy a "coger esta ola" con poquita fuerza, pero con la seguridad de que voy a salir más fortalecida.

Supongo que es muy importante ser optimista en la vida, ya que ante una dificultad/sufrimiento/pérdida que te ocurra, (y ten por seguro que no hay verdad más grande que lo de que "la vida te da sorpresas..." -y no siempre de las buenas-), como estés en el lado oscuro y pesimista, el agujero negro en el que te metes, se puede volver terriblemente profundo y no volver a ver la luz en mucho tiempo... por eso, agradezco tremendamente, pertenecer a ese grupo de personas que ven la luz al fondo (aunque sea ahora mismo solo un puntito diminuto)

A mi me ayuda, intentar volver a la rutina lo antes posible (lo que el cuerpo me permita sin fustigarme), -aunque tras una noche de insomnio total y de recuerdos que acuden a mi cabeza sin ser invitados, tanto buenos como malos- lo que me pide mi tirano cuerpo es taparme la cabeza con la sábana, seguir llorando y quedarme en la cama el resto de mi vida, por eso, he de sacar fuerzas de flaqueza y ponerme en pie, intentando que mi vida sea lo más parecido a lo "normal", y ya te digo que: ¡fácil no es!, pero hay que intentarlo, aunque tengo que reconocer que lo que he escrito un poco más arriba: "sin fustigarme", es imposible...

Se ha escrito mucho sobre lo pedagógico que resulta el sufrimiento, y vienen a mi mente multitud de citas (parece que hoy me he levantado con la cabeza llena de sentencias de "famosos", algunos hasta más reconocidos que el propio Shrek)

-"Somos sanados del sufrimiento solamente cuando lo experimentamos a fondo."
 Marcel Proust.

-"Quien sabe de dolor, todo lo sabe". Dante Alighieri.

-"El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor." Fiodor Dostoyevski.

Pero: ¿solo existe el camino del sufrimiento para ser sanada Marcel?, ¿Quién quiere saberlo todo, admirado Dante?, ¿El precio a pagar por la inteligencia es pasar por la piedra de la desolación, señor Dostoyevski? Son preguntas "retóricas" porque sé que es así; que no existen "atajos", que la senda del sufrimiento es tortuosa pero al final, si resistes, ¡hay luz! pero cuándo acabas de recibir el golpe, cuando tu perdida está aún "caliente" es Shakespeare con quién me identifico:

"Cualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente." William Shakespeare.

Si, William, si: ¡yo tampoco soy capaz de dominar mi sufrimiento!, aunque quizás "cualquiera" si podría.

¡Pero voy a intentarlo! no quiero quedarme "atascada en el llanto" que es lo que me apetece y lo único que últimamente hago de manera excelente. 

Sigo adelante, llenando mi maleta en este viaje que es la vida; mirando al pasado llena de agradecimiento por lo que tuve y llena de esperanza en que todo se aliviará a su debido tiempo, y mientras,  me ducho, desayuno bien y respiro, canto con esfuerzo, prosigo mi camino, y miro al cielo.






Sobre el consuelo (Apple 2)

Creo que soy afortunada porque estoy rodeada de familia y amigos con los que -a priori-, puedo contar tanto para lo bueno como para lo malo, aunque en este momento, -creo que sobre todo, debido a que tiempos malos, no he vivido muchos- me sirve para aprender que no es fácil estar cerca en los momentos difíciles de los que nos rodean.

Somos torpes, nos empeñamos en hablar y hablar; en ponernos de ejemplo, ¡en exponer nuestro sufrimiento al que sufre como para quitar importancia a su momento y que vea, que nosotros también llevamos nuestro calvario, o que tenemos mucha experiencia en quebrantos!.

También existe el perfil del que se limita a "cumplir" con una actitud fría y distante ante nuestro dolor (estoy prácticamente segura que es por puro bloqueo emocional e incapacidad de identificarse con el dolor ajeno, y hasta me atrevo a decir que temen el "contagio"); transmiten sus condolencias sin calidez y no se vuelven a preocupar del tema, aunque los veas muy a menudo.

Intento una vez más, salirme de mi misma y observarme cuando alguien de mi entorno sufre y comparte su lamento conmigo: ¿qué hago? pues no creo que sea mucho más eficaz que algunos de los que me rodean... hablo demasiado... y por mi carácter resolutivo, suelo indicar una salida "express" para dejar de sufrir, (que en la mayoría de los casos, no funciona), o utilizo los típicos tópicos de: ¡ánimo!, ¡pasará ¿pronto?!, ¡ya verás cómo en poco tiempo lo ves de otra manera...! y frases vacías en esos momento de dolor, que incluso: ¡hasta pueden ser ofensivas! como el: -"NO LLORES"-

Y es que en el proceso del dolor, ¡no hay atajos!, y ahora que estoy pasando por uno de los más dolorosos de mi vida por una perdida, me pregunto si ese torpe intento de ayuda, merece la pena, pero sobre todo me gustaría sacar una enseñanza de lo que estoy viviendo y pensar: ¿qué me gustaría recibir?

Está claro que es algo muy personal, y que hay quienes prefieren lamer sus heridas en soledad por diferentes motivos: no nos gusta mostrar vulnerabilidad a los demás, llorar en público, o parecer demasiado frágil ante lo que nos está causando dolor. Sin embargo, otros exponen su "drama" sin complejos, deseando la compasión y atención de los que le rodean; repartir su carga con los demás para "tocar a menos", o arrastrar a sus miserias a quienes le rodean para que todos se sientan igual de mal...

De una manera u otra, ¿cómo debería mostrar mi cercanía y empatía ante cualquiera de los comportamientos del que sufre?, ¿qué es lo que me gustaría recibir cuando sufro? 

Pues me gustaría que me escucharan, que "soportaran mi desahogo", y no intentasen consolar con palabras que en ese momento suenan "a chino" porque has perdido la capacidad de escuchar por "enajenamiento mental transitorio". Me gustaría un abrazo largo, dónde mi corazón herido y sin fuerza, recibe el latido fuerte y enérgico del otro (algo así cómo poner las pinzas a un motor que no arranca, desde un motor lleno de energía). Me gustaría respeto y tiempo por mi momento atroz de sufrimiento, pero a la vez sentir sutilmente ese cariño y empatía en la distancia con un breve mensaje diario que muestre cercanía, y me gustaría que mi sufrimiento actual, sea mi maestro y pueda aprender a conocerme mejor y a saber comportarme cuando esta espada que ahora me parte el cuerpo y el alma en dos, le toque a otro y yo pueda estar a la altura de las circunstancias, siendo de apoyo y no una carga más...



miércoles, 14 de agosto de 2024

Apple, perrita buena. (Apple 1)

Apenas 24 horas más tarde de despedir a mi perrita Apple, casi, no puedo respirar.

La tristeza y la añoranza de mi amiga fiel; ¡mi compañera! a la que he cuidado y me ha cuidado, a la que he abrazado y la que me abrazaba con su mirada y su trotecillo feliz cuando volvía a casa, ¡ ya no está!, y ese silencio ensordecedor que deja su ausencia en casa y en mi corazón, me parte el alma.

¡Cuánto la echo de menos! LAS LAGRIMAS NO CESAN, y ¡no puedo parar!, es como intentar cerrar un grifo que se ha pasado de rosca y es imposible detener.

¡Nunca hubiera imaginado este dolor lacerante que me parte por la mitad! 

Su indefensión, su mirada suplicante, su calorcito, ¡la sencillez para hacerla feliz!, su amor incondicional, su perdón por dejarla... No puedo hablar, no puedo expresar el dolor que siento, y que siento, que no me va a abandonar jamás.

¡He aprendido tanto de ella!; Su templanza, paciencia, bondad, obediencia, ¡fidelidad absoluta!

¡No me resigno a no volver a verla! la escucho todavía, todo huele a ella... ¡mis brazos la añoran!, quiero cogerla, abrazarla y ¡que no se vaya todavía! tenemos paseos que dar, viajes que hacer, tenemos que jugar con su juguete rotísimo, tenemos mucho que hacer...

Veo muy borroso lo que escribo, pero necesito dejar por escrito este dolor inmenso, para empezar a vivir sin ella, pero ¡no quiero, y no puedo!

Me aferro a la esperanza que Dios ama a los animales buenos, a los que han amado profundamente sus hijos, y yo esta tarde solo le pido a Dios una cosa: 

¡volver a ver a Apple!

y que cuando yo también me vaya, ella me esté esperando ¡tan contenta como siempre por volver a verme! y estemos juntas toda la eternidad.

Apple, has sido una de mis alegrías más grandes los últimos 13 años de mi vida, y te llevas parte de mi corazón. Te quiero, y no me avergüenza nada que todo el mundo lo sepa, y que va a ser muy difícil para mi, vivir sin ti.

Apple, perrita buena.