Escuchando el #audiolibro: "El peligro de estar cuerda", narrado por su autora: Rosa Montero, me doy cuenta que he sufrido de un "síndrome" a lo largo de toda mi vida que está totalmente diagnosticado y tiene nombre:
"El síndrome de LA IMPOSTORA"
y una descripción rápida de este "mal", es que siempre tienes la sensación que estás ocupando un lugar en esta vida que no mereces... es decir: la gente ve que tu vida brilla, que eres una excelente persona, esposa, madre, amiga, vecina, profesional... pero tu sabes que: ¡para nada!, que esa imagen que proyectas es mas falsa que un euro de madera.
Parece ser que es un síndrome bastante femenino, ejemplo: cuando un hombre tiene acceso a un puesto de trabajo de responsabilidad en una empresa, toma los mandos y va aprendiendo a desempeñarlo a lo largo del tiempo, pero una mujer (con el síndrome...), suele darle mil vueltas antes de postularse al cargo, con la sensación que no da la talla, y que aun le queda para estar perfectamente capacitada para llevar a cabo ese trabajo, (no voy a entrar en discursos feministas que la mujer está tradicionalmente condicionada por el macho a ocupar un papel secundario en la vida y que eso le provoca inseguridad... etc etc... ¡me aburre sobremanera!)
Pero, vamos a -lo mío-, que no dudo que mi "síndrome de impostora" puede estar cargado de cierto complejillo de inferioridad o que estoy convencida de tener -bajas capacidades- (aunque familiares, amigos, o jefes no se den cuenta...)
De manera, creo, -inconsciente-, llevo luchando con esto toda mi vida, intentando demostrarme a mi misma que soy una mujer ¡EXTRAORDINARIA! (ya que creo que al resto de la humanidad, os tengo engañados...), y tal vez por eso, profesionalmente, he probado muy diferentes disciplinas, yendo de un oficio a otro, intentando demostrarme que valgo para resolver un roto o un descosido, pero aún así, y pasado un tiempo desempeñando mi trabajo, vuelve a asaltarme la duda y pienso de nuevo que estoy "suplantando" al verdadero profesional que debería estar ocupando mi plaza...¡Esto es un sin vivir! y lo peor, es que a quién tengo que convencer es a mi misma... y esto me resulta altamente improbable...
¿Algún / alguna afectado por el síndrome que me dé una pista para arreglarme...?
Gracias de antemano:
Una "recientemente reconocida y sufriente IMPOSTORA"
(este final, es digno del consultorio de Doña Elena Francis...)
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