lunes, 6 de abril de 2009

Mis amores...

Miércoles, 20 de Febrero, 21:00 horas.
 Hotel Rossini, habitación 223. 
No faltes, te espero...

Pensé que era una broma de mis "simpáticos" compañeros de la redacción del periódico en el que trabajo.

Tenía que cubrir la información de los Juegos pre-olimpicos de Imperia de la selección española femenina de Waterpolo y salía para la Riviera italiana en un par de días. Era una cita importante, se repartían las últimas cuatro plazas para los Juegos de Pekín 2008 y era la corresponsal de varios medios de comunicación, así que no tendría mucho tiempo libre, en la semana de estancia, ya que continuamente me estarían llamando de los diferentes canales y emisoras, para dar una crónica de los resultados que nuestras chicas fueran obteniendo.

Encendí mi móvil cuando aterrizamos, y sonó un SMS:

No te olvides, esta noche, habitación 223. 
No te arrepentirás...

Llamé inmediatamente al móvil remitente , con la intención de que mis compañeros dejasen de vacilarme, pero escuché la locución:

"Il numero segnato n'est non operativo a l'heure attuale."

Lo intenté varias veces a lo largo del día, con el mismo resultado.

Mi habitación en el hotel Rossini, estaba en la 5ª planta. Desde mi habitación, marqué el 223, tenía la corazonada que un colega respondería y ahí acabaría la broma, pero nadie respondió...

Tomé una ducha y me cambié de ropa para bajar a cenar, mañana tenía que estar en la piscina a las 8 de la mañana, para conseguir el pase de prensa y mi acreditación, y quería colocarme en un buen sitio. Necesitaba acostarme temprano. Subí al ascensor, y como si un resorte invisible me impulsara, toqué el botón del piso 2º... Eran la 8.30 de la tarde, faltaba media hora para "la cita..."

El ascensor se detuvo, me dirigí a la habitación 223. Era la última, al final del pasillo. Cuando me coloqué delante y me dispuse a llamar, la puerta estaba abierta...

-Hola! ¿hay alguién?


Nadie contestó, insistí y al no hallar respuesta, tuve el impulso de traspasar el umbral. Sonaba una melodía preciosa: "Wanderer-Fantasie de Schubert". La habitación, estaba llena de velas encendidas y ramos de lilas por todas partes. En la mesilla una botella de vino tinto de 1.964 y dos copas de cristal azul marino. Sobre la cama, un precioso camisón de encaje blanco y una nota;


Es para ti. Póntelo, por favor. 
Túmbate y cierra los ojos...

Salí de la habitación, con el corazón latiéndome a cien... 
Subí los tres pisos que me separaban de mi habitación y me desplome sobre una butaca. ¡Tenía vértigo!, pero la curiosidad podía conmigo... ¿Y si era un psicópata? Pero ¿cómo sabía que estaría en el hotel Rossini? ¿Y el vino, las lilas, la pieza de Schubert ? Sin ninguna duda, ¡me conocía!, sabía con todo lujo de detalles mis gustos...

Finalmente me decidí y entré en la habitación 223.

Estaba sentado en la cama, de espaldas y sujetaba en la mano un pequeño caimán de peluche. Lo reconocí al instante, ¡no había cambiado NADA!

- ¿Luís...?

Se volvió. La cara pecosa y su pelo rojo, brillaban con intensidad a la tenue luz de las velas.

-¿Qué haces aquí? ¡Qué sorpresa tan agradable!

-Te echaba de menos...

-Pero ¿cuánto tiempo...?

- 21 años.

-¡Estás igual, parece que tuvieses 18 o 20 años!

-Tú en cambio, estás más guapa todavía. Te traje el caimán donde metías la cabeza cuando te dolía la muela ¿te acuerdas...?

-Claro ! cariño!

Su boca se acercó a la mía y un cálido beso me transportó a mi adolescencia... ¡mi primer amor!
-.-.-.-.-.-

Cuando abrí los ojos, vi a un hombre alto, de pelo canoso que se acercaba con dos copas en la mano:

-¿Manu? ¿éres tú?

-Hola princesa... me alegro de verte, desde que me marché a Estados Unidos... 

- Pero, ¿Qué haces aquí?

-Es un viaje de trabajo. Volví a Europa hace una semana. No quería irme sin tomar una copa de vino contigo. Nuestro vino ¿te acuerdas? Cuando estábamos en tercero en la facultad, me gasté mi paga de un mes en comprarlo para que te dieras cuenta de que existía...

-Claro, y lo conseguiste, pero me rompiste el corazón aceptando esa corresponsalía en Denver cuando mejor estábamos...

-Bueno, he venido a que me perdones y te he traído un regalo...

Acercó el precioso camisón de encaje blanco y lo puso sobre mi.

-Póntelo por favor.

-.-.-.-.-.-.-

Cuando volví del cuarto de baño me estaba esperando bajo las sabanas. Al deslizarme debajo, noté una cálida respiración y un aroma muy familiar...

-¿Javier?

-Si cariño, perdona, me he dormido, has tardado mucho...


El hombre al que amaba y que ocupaba mi corazón desde hacía más de veinte años, dormía plácidamente a mi lado...

El sonido del despertador, me sobresaltó. Abrí los ojos y reconocí mi casa. Todo estaba en su sitio, como siempre. Javier se despertó.

-Buenos días, Milady. Vamos, te llevo al aeropuerto y desayunamos de camino.

-No, no te preocupes, tomaré un taxi, no quiero entretenerte, se que hoy tienes un día complicado.

-Voy a echarte mucho de menos ésta semana, más vale que al menos, las chicas del waterpolo, consigan la plaza ... Una semana sin ti, va a ser eterna...







2 comentarios:

  1. te he dicho que eres genial!!!!?
    increible... que maravilla de relato!!!
    me ha encantado!!!
    muchos besos guapa

    ResponderEliminar
  2. precioso... no puedo decir otra cosa.

    Un beso!

    ResponderEliminar